En pleno corazón de Santander, en la bulliciosa y siempre animada calle Peña Herbosa, se alza un rincón que ha sabido ganarse el cariño de vecinos y visitantes a base de sabor, autenticidad y una propuesta honesta: Mi Favorito. Más que un bar, más que un restaurante, este local se ha consolidado como un espacio donde el vino y el vermut no solo se beben… se viven.

Con una barra vibrante que invita al encuentro y mesas altas donde todo marida mejor, Mi Favorito ha convertido el ritual del aperitivo en una pequeña celebración diaria. La clave está en su cuidada selección de vinos por copa, pensada para quienes disfrutan descubriendo, probando y conversando alrededor de una buena etiqueta. Cada copa es una invitación a viajar, con referencias que van desde lo clásico hasta lo sorprendente, siempre elegidas con criterio y gusto.

Pero si hay un nombre propio que define las sobremesas en Mi Favorito, es el del vermut. Aquí, este elixir especiado y complejo se presenta en múltiples versiones: desde el carácter atlántico del St Petroni al perfume jerezano del Lustau, sin olvidar clásicos imprescindibles como Martini Rubino, Yzaguirre o el cántabro Siderit, que aporta un toque local a una carta pensada para elevar cada sorbo.

Una cocina que no se queda atrás

Acompañando a este despliegue líquido, una cocina de producto, sabrosa, variada y pensada para compartir. Desde las imprescindibles croquetas de gambón o cecina, hasta platos con carácter como los torreznos de Soria, las zamburiñas, las albóndigas caseras de merluza y langostinos en salsa verde o los atrevidos patacones con guacamole. Cada propuesta es una excusa para alargar la charla, pedir otra copa y quedarse un rato más.

Ensaladas frescas, tabla de quesos y embutidos, pescados y carnes como el pulpo a la parrilla o la parrillada ibérica, y guiños internacionales como el tartar de atún o el steak tartar completan una carta que apuesta por el sabor sin artificios y la calidad sin pretensiones.

El lugar al que siempre se vuelve

En Santander, donde la tradición y la buena mesa van de la mano, Mi Favorito se ha convertido en ese sitio al que uno va por una copa… y se queda por el ambiente. Porque aquí el vino se sirve como se debe, el vermut se respeta como un arte y la comida reconforta como en casa. Y eso, en los tiempos que corren, ya es mucho decir.

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