José Luis Robles, Miguel Cabaniñas y Tomás Blancoy fundaron La Pirula el 19 de julio de 1982. Este local con historia ha sido desde tiempos inmemoriales una bodega de pescadores y despacho de vinos a granel. Originalmente, era un punto de encuentro para la gente joven que acudía a disfrutar del aperitivo y especialidades como morcilla, jijas y berenjenas rebozadas. También se destacaba por sus vermuts y cervezas de importación, siendo pioneros en ofrecer estas bebidas.
Cocina y Productos de La Pirula
La Pirula se distingue por su cocina fiel al producto de mercado. Miguel Cabaniñas se encarga personalmente de la selección en el Mercado de La Esperanza. Durante la temporada del bonito y el tomate, el restaurante ofrece platos especiales. Entre ellos se encuentran la ventresca de bonito a la plancha, el solomillo de bonito con cebolla pochada y las albóndigas. Además, ofrecen ensaladas de tomate con conservas de mejillones, sardinas o relanzón, y la ensaladilla de buey de mar, bocartes y sardinas de Santander.
Carta y Especialidades
La carta está pensada para un picoteo compartido, con una amplia selección de conservas, quesos de Cantabria, embutidos y platos de la huerta. Entre las especialidades del mar, destacan rabas de calamar, ceviche peruano de lubina, pulpo ajoarriero, merluza de pincho rebozada, bacalao pilpil y cocochas de merluza y bacalao, además de pescados salvajes preparados al horno o a la plancha. De la tierra, se pueden disfrutar de solomillo de novilla, chuletón de vaca y clásicos como morcilla de Sotopalacios, callos, oreja de cerdo a la plancha, manitas deshuesadas y mollejas empanadas.
Menú del Día en La Pirula
El menú del día es una referencia en La Pirula, ofreciendo tres primeros, tres carnes y tres pescados a elegir, incluyendo bebida, postre o café y la posibilidad de medio menú con un solo plato de los nueve que se ofrecen diariamente.
La cocina casera, con buenas raciones y una excelente relación calidad-precio, es uno de los pilares del restaurante. Destacan por su atención y consideran el cocido montañés un plato imprescindible para quienes visitan La Pirula.
Lo recomiendo totalmente. Todo estaba riquísimo, especialmente la cecina y el queso fundido, ¡estaban de muerte! La camarera fue muy atenta. ¡Un lugar para repetir!