La Porticada es uno de esos lugares que, sin necesidad de artificios, logra dejar huella. Ubicada en pleno centro de Santander, a solo unos pasos de la emblemática Plaza Porticada, esta cafetería-restaurante ha sabido mantener la autenticidad de los bares de toda la vida, ofreciendo al mismo tiempo una propuesta gastronómica que respeta la tradición, el producto y los sabores caseros que nos transportan a la cocina de siempre.
Con una atmósfera tranquila y familiar, La Porticada invita a hacer una pausa en medio del bullicio urbano, ya sea para tomar un café bien servido, compartir unas tapas o disfrutar de un menú completo con raciones generosas y precios accesibles. Su ubicación estratégica, rodeada de historia y arquitectura señorial, lo convierte en el lugar perfecto para detenerse tras un paseo por el centro, antes o después de una visita cultural o una jornada de compras.
Cocina tradicional con alma y menú del día en La Porticada
La cocina de La Porticada se centra en lo tradicional, sencillo y sabroso. Su menú del día, disponible de lunes a viernes, es uno de sus grandes reclamos. Por un precio ajustado, los comensales pueden disfrutar de platos como paella, albóndigas en salsa, pescados del día o guisos caseros, además de postres artesanos como flan, natillas o arroz con leche. Todo ello acompañado de un trato cercano y raciones abundantes que garantizan salir satisfecho.
Además, el local ofrece una carta con tapas clásicas, bocadillos, platos combinados y opciones para picar en cualquier momento del día. La buena relación calidad-precio y el sabor genuino de sus elaboraciones son aspectos que valoran especialmente los clientes habituales.
Una experiencia acogedora en el corazón de la ciudad
La terraza exterior, situada en plena Plaza Porticada, es uno de los mayores encantos del restaurante. Sentarse allí permite disfrutar de una comida al aire libre con vistas privilegiadas, rodeado del ajetreo tranquilo del centro histórico y de la vida que late en esta plaza icónica de Santander.
En el interior, la decoración sencilla y funcional mantiene el aire clásico de los cafés tradicionales, con mesas junto a la barra que invitan a un café pausado, una charla tranquila o una comida informal. El ambiente es íntimo y familiar, ideal para todo tipo de público, desde turistas que descubren la ciudad hasta vecinos que lo eligen como lugar habitual.
El personal destaca por su trato cercano, amable y eficiente, generando una experiencia que va más allá de la comida: aquí, el cliente se siente bienvenido desde el primer momento.