En el corazón de Santander, en la calle Daoiz y Velarde 7, se encuentra la Chocolatería Áliva, un establecimiento histórico que desde 1962 viene consagrándose como referencia imprescindible para los amantes del chocolate con churros y las meriendas de toda la vida. Fundada por la familia Cabrero López–Dóriga y hoy gestionada por la generación actual, Áliva ha sabido mantener su esencia de “cafetería de barrio” al calor de una receta artesanal, una atención familiar y un ambiente genuino.
La especialidad del local es tan sencilla como deliciosa: churros recién hechos, crujientes por fuera y tiernos por dentro, acompañados por una taza de chocolate caliente denso, intenso y perfecto para mojar sin prisa. Muchos visitantes coinciden en que aquí se ofrece uno de los mejores chocolate‑con‑churros de Santander.
Además del dúo estrella, la carta de Áliva incluye pastelería variada —bizcochos, tartas, galletas— y también opciones saladas, lo que lo convierte en un espacio apto tanto para el desayuno como para la merienda tardía.
El local abre sus puertas “temprano” cada día excepto miércoles, con un horario habitual de 8:00 h a 12:30 h y un segundo turno de tarde de 16:30 h a 21:30 h, aunque en algunos medios se menciona apertura a las 7:00 h según temporada.
Su ambiente sencillo, con mobiliario clásico, barra de antaño y clientes habituales que repiten generación tras generación, aporta un plus de autenticidad que difícilmente se encuentra en locales más modernos.
La Chocolatería Áliva no se limita a servir una merienda: es un lugar donde se vive un ritual, una pausa pausada en la que se conversa, se disfruta y se reconectan los sentidos con lo sencillo. Ideal para una parada urbana, una cita informal o una escapada de sabor entre horas.